El fútbol, mi primo y yo - Parte II
- El Kolitrinche
- 15 abr 2016
- 3 Min. de lectura
Tantas vivencias que pasamos en un estadio de fútbol...eran otros tiempos también, donde no había tanta malicia ni tanta violencia (al menos en un estadio de fútbol).
Recuerdo que la primera vez que asistí al estadio Nacional no fue para ver un partido de fútbol, sino, para ver la inauguración de las olimpiadas escolares. Yo tenía cinco años, quedé asombrado como se ve un estadio por dentro, las inmensas tribunas y la cancha principal de césped (a esa edad todo es grande o inmenso).
Recuerdo haber pasado momentos - junto con mi padre - viendo otros deportes en ese mismo recinto deportivo, como cuando había campeonato de box amateur y nos quedamos desde la tarde hasta la noche viendo innumerables peleas. Atletismo, karate, levantamiento de pesas, etc.

Estadio Nacional, Lima - Perú (antes de ser remodelado).
Continuando con el tema de ver los partidos de fútbol junto a mi primo:
Para poder estar en la misma cancha - a ras de campo como dicen los periodistas deportivos - o al lado de la banca de suplentes, teníamos que pasar por un portero más. Era un señor de más de cincuenta años, trigueño, de baja estatura, lentes grandes y medios oscuros. No era tan fácil pasar a la cancha, mi primo tenía que usar todo el poder de convencimiento posible para que el señor nos dejara pasar; a veces nos hacía esperar más de la cuenta. Con el transcurrir del tiempo - tal vez se acordaba de nosotros y lo educados que éramos - siempre era un "no" inicial, luego fue "esperen" y finalmente a veces el señor nos hacía conversación primero (seguro se sentía solo en esa puerta) para dejarnos pasar.
Vivir en partido al ras del campo es una experiencia diferente, puedes oír lo que dicen los jugadores tanto en la cancha como en la banca de suplentes, las lisuras o malas palabras eran comunes, ver la desesperación o el alivio de los entrenadores en cada jugada, ver al público en las tribunas, los periodistas dando sus comentarios, son cosas que no se olvidan.
Después de finalizado el partido, la cosa no quedaba ahí, hubo oportunidades en que llegamos a ingresar a los camerinos; indudablemente eran otros tiempos, además que, por medio de unos familiares - que por diferentes circunstancias - conocían a algunos jugadores profesionales que militaban en clubes de provincia. Nos presentábamos ante ellos indicándole el nombre del familiar, lo cual nos permitían ingresar hasta los camerinos. Así que sé como es el ambiente de un camerín cuando un equipo gana: coreando algún cántico, palabras de aliento del entrenador o algún dirigente, abrazos y sonrisas; y también cuando pierde: silencio total, alguna arenga o "carajeada".
Recuerdo que tenía un cuaderno en donde tenía los autógrafos de muchos jugadores - de distintos equipos - que conseguía justamente en el camerín. Lo llegué a conservar hasta cierto tiempo para luego perderse en algún lugar.
Recuerdo que salíamos del estadio, cuando solo quedaban los jugadores, dirigentes y personal del estadio. A veces salíamos con los jugadores caminando y conversando. Nuestro fútbol en aquellos tiempos no era muy profesional y los jugadores no ganaban tanto como ahora. Algunos se iban con su movilidad o esperan el bus como cualquier otro aficionado.
En una ocasión, uno de aquellos jugadores, conocía a un primo mayor de nosotros (en donde vivieron y crecieron en provincia) y lo llevamos hasta la casa de mi abuelo, donde justamente ese primo se encontraba, era un domingo, aunque ese día su equipo perdió, celebraron con cerveza hasta el día siguiente.
Como les vuelvo a decir, en ese tiempo el fútbol no era muy profesional. Aunque pensándolo bien tal vez nunca lo fue, o no lo es actualmente para la mayoría los jugadores. Tal vez por ello dejamos de ir al estadio o de seguir al equipo al cual éramos hinchas. Cuando uno va creciendo, se va dando cuenta de ciertas cosas y claro se va a perdiendo la inocencia.
En un lapso de cuatro años (1985 - 1989) aproximadamente estuvimos yendo al estadio asiduamente.
El fútbol aún nos gusta practicarlo y verlo por la TV, cada uno desde su "área", cada uno desde su hogar. Junto con mi primo - quien actualmente vive en el extranjero - siempre recordamos aquellos tiempos.
En mi caso, ya no voy al estadio desde hace mucho. Me gustaría volver a tener esa emoción y ganas de asistir a un partido.
Siempre pensaba que, cuando tuviera un hijo varón, lo llevaría al estadio; por el momento no lo tengo, sin embargo, la vida me ha regalado dos princesas y aunque no las lleve al estadio, de vez en cuando -desde casa - vibramos viendo un partido de fútbol.

Esta es la imagen del equipo al cual fuimos hinchas, año 1985, club Universitario de Deportes.
Fuente: http://fotosfutbolperuano.blogspot.pe
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